Uno de los elementos de la boda a la que prestamos menos atención suele ser el pastel. Es común que las novias elijan la pastelería que ha sido de su gusto desde siempre o la más popular, escojan un modelo del catálogo e indiquen el número de personas para las que será. ¿Por qué no dedicarle unos minutos más?
El pastel puede llegar a ser un punto muy importante en la decoración si se escoge correctamente así que no tiene por qué ser la típica cobertura blanca con cintas del color de la boda.
A la hora de organizar la boda es importante tener en cuenta el lugar donde será ubicado el pastel para que cause el impacto deseado.
Debe ir de la mano con los colores de la decoración de la fiesta, aunque también puede tener una temática particular que no necesariamente tenga que ver con la boda sino que sea del gusto de la pareja.
Un buen pastel no necesariamente debe ser alto y lleno de arandelas. El pastel puede tener una cubierta lisa y estar decorado con flores u otras texturas presentes en el resto de la decoración. También pueden hacerse los mismos pisos pero unos junto a otros lo que ahorrará costos y puede ayudar a que la mesa designada esté totalmente ocupada por el pastel y su decoración.
Otra opción es un pastel de cupcakes o pastelillos que se colocan simulando las torres del pastel convencional. El decorado con fotos de la pareja en pasta glace o los pasteles completamente personalizados también son una buena opción.
Lo importante es no dejar el tema para lo último y hacer del pastel algo llamativo y decorativo.